29/5/08

EL ENTRENADOR DE FÚTBOL

Me gusta mucho la historia de un entrenador de fútbol que se hace cargo de un equipo de adolescentes. Observa su juego y ve que tienen un defecto importante. Cada uno, con el afán de marcar y ser aplaudido, agarra el balón y pretende meter gol regateando a todos los jugadores del equipo contrario que le salen al paso. Acaban perdiendo siempre la pelota. El entrenador les reúne y les dice:
– Mirad, el fútbol es un deporte de equipo y tiene una regla de otro. Cuando uno recibe el balón, ha de mirar quién está libre para poder pasárselo. Cuando uno no lo tiene, debe desmarcarse para poder recibirlo. ¿Está claro?
Todos responden convencidos:
– Sí, mister, está muy claro.
– ¿Lo váis a hacer como estoy diciendo?
– Sí, contestan a coro, muy entusiasmados.
Llega el primer partido de competición. El entrenador observa las evoluciones de sus jugadores desde el banquillo. Y ve que siguen con el mismo error que ha pretendido corregir. Su equipo acaba perdiendo el partido por un tanteo escandaloso: 6–0. Cuando los jugadores llegan al vestuario, esperan una severa reprimenda de su entrenador, quizás un castigo. Pero se sorprenden cuando les dice:
– Tengo que felicitaros.
La sorpresa es mayúscula. No se imaginan ningún motivo por el que puedan ser felicitados. Han perdido. No han hecho caso a su entrenador. Han jugado mal.
– Hemos perdido, recuerdan entristecidos y cabizbajos, por si su entrenador ni siquiera se ha enterado del desastre.
El entrenador, tranquilo, sonriente, les comenta:
– Ya sé, ya sé que hemos perdido. A pesar de ello. tengo que felicitaros. Os explicaré por qué. Vamos a ver, cuando tú tenías el balón, le dice a uno de sus jugadores, y seguías con él hasta perderlo, ¿qué pensabas?
– Yo pensé que así no podía ser, que nos había dicho que teníamos que pasar.
– Y vosotros, dice dirigiéndose a otros jugadores, cuando veíais que algún compañero de equipo avanzaba queriendo llegar entre contrarios a la otra portería, ¿qué pensabais?
– Que tenía que pasar el balón a quien estuviera libre, como nos había dicho.
– ¿Es cierto que lo pensábais?
–Sí, mister, lo hemos pensado, hemos caído en la cuenta.
– Pues bien, ese es el motivo de mi felicitación. Ya habéis dado un paso hacia el buen juego, hacia la mejora. Ya habéis pensado que así no podéis seguir. Enhorabuena, pues. El próximo día hay que dar otro pasito hacia adelante. Y estoy seguro de que lo vais a dar.

Del blog de Miguel Angel Santos Guerra
Entrada efectuada por Salvador Pérez

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