Existe una historia china hermosa e inquietante. Un hijo le dice a su padre:
– Papá, me he enamorado.
El padre le pregunta el nombre de la amada y, cuando el hijo lo pronuncia, el progenitor dice indignado:
– Pero, hijo, ¿cómo te ha podido ocurrir una desgracia semejante? Esa mujer no tiene dinero, su familia no tiene posición.
– Papá, dice el hijo, estoy seguro de que solamente con esa persona puedo ser feliz.
Y el padre comenta:
Ser feliz, ser feliz, y eso, ¿para qué te sirve?
Del blog de Miguel Angel Santos Guerra
Entrada efectuada por Salvador Pérez
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