Un proverbio masai dice que “pequeñas gotas de agua llenan un océano”. Parece imposible que, con muchas otras como esa diminuta gota, se pueda formar una inmensidad inabarcable. Pero es así. La suma de insignificantes unidades puede formar un sumando inconmensurable.
K. Kauter nos cuenta, al respecto, la hermosa historia que transcribo a continuación.
- Dime el peso de un copo de nieve, preguntó un pajarito a una paloma del bosque.
- Nada, ni un ápice.
- Si eso piensas, debo contarte una historia maravillosa, dijo el pajarito negro:
Me posé en la rama de un abeto, cercana al tronco, cuando empezó a nevar -no densamente en una rabiosa ventisca, no- sólo como en un sueño, sin herida alguna ni violencia. Como no tenía nada que hacer, fui contando los copos mientras caían sobre las hojas de mi rama. El número de copos fue exactamente de 3.741.953. Cuando cayó sobre la rama el siguiente copo (nada de peso, ni un ápice, como tú dices) la rama se rompió.
Dicho esto, el pájaro negro echó a volar.
Del blog de Miguel Angel Santos Guerra
Entrada efectuada por Salvador Pérez
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